El bosque que llora
Vicki BaumEn este libro, la autora ha procurado narrar la historia del caucho desde el punto de vista de los hombres: narrando lo que le hicieron los hombres al caucho, o, lo que es más interesante aún, lo que les hizo el caucho a los hombres. Es verdad que una obra de ficción sólida no necesita el pomposo lastre de una introducción, pero el caso es que este libro no es mera ficción. Contiene tantos hechos como imaginación y artificio. Se esfuerza por proporcionar, no sólo entretenimiento, sino también cierta cantidad de información. Y es, por lo tanto, una emulsión, algo híbrido, mestizo. En otros términos, los sucesos de este libro se desarrollan en dos planos distintos: el uno, de hechos; el otro, de ficción. Todos los hechos y cifras, todos los detalles históricos y de ambiente, todas las notas sobre el caucho son auténticas como lo son, evidentemente, los fragmentos documentales dispersos. Por otra parte, todos los personajes son inventados, burbujas de la fantasía: todos, salvo los pocos personajes históricos que aparecen fugazmente en el transcurso de dichos relatos, pero que son presentados asimismo en situaciones más o menos ficticias.